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La virgulilla es un signo ortográfico en forma de coma, rasguillo o trazo. La virgulilla generalmente es identificada como la tilde de la eñe o virgulilla de la eñe.

miércoles, 15 de julio de 2015

Breve reflexión sobre la Evaluación.

EVALUACIÓN


 

La evaluación es un proceso educativo que desde siempre ha estado “estigmatizado”. Cuando pensamos en evaluar, lo primero que nos viene a la mente es poner o que nos pongan una nota, calificar, juzgar... Se asocia a algo negativo.
Sin embargo la evaluación es una parte muy importante dentro del proceso educativo, porque nos permite identificar necesidades, valorar procesos e individuar los progresos, tanto de nuestros alumnos como de nosotros mismos como docentes. Para ello debemos evaluar al inicio del proceso educativo, a lo largo y al final del mismo (evaluación inicial, continua y final). De esta manera la evaluación se concibe como una herramienta positiva que nos permite reflexionar y mejorar nuestra práctica docente. Pero sobre todo, no se ciñe únicamente al ámbito del aprendizaje, es decir, alumnos y profesor, sino que abarca todos los aspectos que intervienen en el proceso: alumno, profesor, curriculum, centro, sistema educativo… Se trata pues, de una herramienta global e integradora.
La evaluación del alumnado en la educación actual se centra en la valoración de la cantidad de conceptos adquiridos, midiendo a todos los alumnos por el mismo rasero, asignando a cada uno una nota numérica (evaluación sumativa), restando importancia a los procesos que llevan a la adquisición de dichos conceptos. Las palabras objetivos, competencias, capacidades, destrezas, aptitudes, etc., son elementos que quedan relegados a la teoría. Esto hace que las instituciones educativas se conviertan en una especie de fábricas de clones, en las que sólo importa alcanzar unos estándares, superar etapas y conseguir títulos, y aquel que no alcance esos estándares, se quedará fuera del sistema.
Es por eso que creo que no es el estudiante el que fracasa, sino que es el sistema el que está mal planteado (hablo siempre del sistema educativo español, que es el que conozco). Se nos valora según estándares de otros países, con otras realidades y otros procesos educativos. Se pretende valorar la calidad del sistema educativo en función de los resultados de un examen (Informe PISA). Esto crea una presión añadida que hace que se prime la cantidad en los resultados, más que la calidad en los procesos.
En un principio el objetivo con el que nace PISA es bueno, es decir, crear un conjunto de tareas que valoren las competencias que alcanzan los alumnos, tras un periodo de de enseñanza obligatorio. En una sociedad globalizada como la nuestra, en la que la libre circulación de las personas de un país a otro está a la orden del día, debemos ser todos igualmente capaces de afrontar las diferentes situaciones laborales y personales que se nos presentan. Pero no se puede pretender que en un país en el que el sistema educativo está en manos de la política, que cada cierto tiempo cambia según sea el color de quien gobierna, en el que la situación socio-económica es la que es (no quiero profundizar más en discursos políticos), se mida la calidad de la educación con la misma vara con la que se hace en Finlandia, por ejemplo, donde la concepción de la educación está a otros niveles y los recursos a disposición son el doble.
Por lo tanto, en mi opinión, debemos alejarnos del enfoque evaluativo en el que priman los resultados, el producto. Para ello debemos utilizar instrumentos evaluativos alternativos a las pruebas escritas, vivimos en la era de la comunicación, de los nativos digitales, y seguimos examinando como hace cincuenta años, tenemos herramientas que nos pueden ayudar en el cambio de perspectiva de la evaluación y está en nuestra mano usarlas .
Se debería implantar un sistema de evaluación distinto, en el que los más importante sea conocer al alumno y que éste se conozca a sí mismo, que le prepare para afrontar situaciones reales, que sea significativo y útil; nos tiene que servir para detectar sus fortalezas y sus dificultades durante el proceso educativo y hacerle consciente de ellas, porque debemos enseñar a nuestros alumnos a ser analíticos y críticos, empezando por nosotros mismos. Es importantísimo conocer nuestras carencias y nuestros errores para mejorar, así como conocer nuestras virtudes y fortalezas para potenciarlas al máximo. Por tanto, como docentes, seremos nosotros los primeros en evaluarnos, tenemos que someternos al constante autoanálisis de nuestro trabajo y utilizaremos las evaluaciones de nuestros alumnos para detectar nuestros propios fallos.
Creo que es necesario que se realice un profundo ejercicio de renovación y actualización del cuerpo docente, de las instituciones y el sistema educativo. Porque la teoría está bien definida, salimos de las facultades de Pedagogía y Ciencias de la Educación con las ideas muy claras acerca de cómo deben ser las cosas, nos pasamos tres, cuatro o cinco años, hablando de la importancia de la evaluación, la metodología, el curriculum, entre otras cosas, y cuando llegamos a la práctica docente descubrimos que esa teoría se ha quedado en los libros y los apuntes de clase. Por eso, somos los docentes, con el apoyo de las altas esferas claro está, quienes debemos de encargarnos de que este cambio sea posible y real.

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